No hay vuelta atrás

Hay un dicho bastante repetido en películas, series de televisión y frases motivacionales de redes sociales. Parafraseando: “Cuando caes hasta tocar fondo, la única opción que queda es subir”. Es más o menos verdad. La cuestión es que muchas veces creemos que hemos tocado fondo, pero descubrimos que todo siempre puede empeorar. No lo digo con pesimismo. El punto es que nosotros mismos escogemos desde cuál fondo queremos empezar a subir.

El título para esta entrada iba a ser “Nunca es tarde para volver a empezar”, teniendo en cuenta un poco lo ya mencionado, pero como esa frase también está tan quemada, decidí dejarlo como un “No hay vuelta atrás”. Esto porque hay momentos en la vida que son decisivos, pero de manera contundente. En este blog he escrito varias veces acerca de cómo mantenerse motivado para avanzar con un proyecto personal, varias veces dejé pasar temporadas largas sin volver a escribir, para dejar solo unas cuantas entradas entre cada lapso. Yo quiero pensar que es parte del proceso. Al releer todo lo que he escrito sé que es real, pero siempre hay cosas que nos retienen. Todo este tiempo comenté que estaba adelantando este proyecto mientras mantenía un trabajo de oficina porque hay que comer. El problema de tener un trabajo así es que entre más pasa el tiempo, más cedes a esa zona de confort que te aleja de tu proyecto personal. Se vuelve difuso el entender si estás tocando fondo por seguir en ese trabajo o si tocarás fondo si renuncias para seguir tus sueños. Pero, como dije, hay momentos decisivos, determinantes, que se parecen a otras veces que dijiste lo mismo, pero que en realidad es totalmente diferente. Este año la vida me golpeó de manera personal muy duro. Pasé por la crisis de la mediana edad de manera fuerte y al final el resultado es que lo solté todo. Empecé a caer. Mi vida personal había perdido mucho sentido y estaba (estoy) bastante lejos de mi proyecto personal. La vida había perdido su significado. Todo esto me llevó a la pregunta: ¿Para qué seguir en un trabajo que me absorbe el alma si mi vida personal está tan rota? La tragedia empezó a finales de enero (al menos de manera contundente porque los problemas ya venían apareciendo desde el año pasado) pero yo tomé la decisión tres meses después. Significa que lo hice más o menos con cabeza fría. Renuncié a mi trabajo de oficina hace ya mes y medio sin tener ahorros ni un plan muy concreto… entonces no fue una decisión tan meditada. Aún siento que sigo cayendo, pero no he dejado de intentar “empezar a subir”. Es verdad que uno mismo puede escoger cuándo parar de caer si es lo suficientemente consciente de su realidad. Lo digo porque yo lo supe desde el principio y aún así quise seguir cegado, cayendo al vacío. No sé si ese salto tan largo ya terminó, pero sé que ya no hay marcha atrás. Esto en muchos sentidos. No solo no quiero volver a un trabajo de oficina, sino que tampoco creo que me contrate ninguna empresa a estas alturas, a esta edad. No estoy tan viejo, pero hay áreas en las que las empresas siempre van a preferir  las personas jóvenes. No importa.

Dejé pasar 45 días, que sí me han servido mucho para replantearme, pero ya no hay vuelta atrás. Es normal sentir a veces que tal vez me equivoqué, pero luego miro el lugar en el que estaba y sé que por mucha seguridad laboral que tuviese, era totalmente infeliz. Esto no se trata de dinero, aunque no deja de ser necesario, por supuesto. Esto se trata de libertad, de paz mental y de vivir con propósito. Ahora creo que ya toqué fondo… así que tengo que empezar a subir.

 

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