Autoayuda sin material de autoayuda

Un nuevo año está a la vuelta de la esquina y empezamos a hacer la lista de metas por alcanzar para el 2022 (que muchas veces son las mismas que no alcanzamos el año anterior). Pero a veces somos duros con nosotros mismos. Es cierto que somos un desastre, que nos cuesta enfocarnos, que lograr ser personas disciplinadas puede ser difícil, que muchos estamos atrapados en un trabajo con horario de oficina mientras pretendemos dejar los tiempos que nos sobran para adelantar nuestros proyectos personales. Y no es como si no hubiéramos hecho nada, no es que no hayamos avanzado: Lo que pasa es que vamos despacio, lo que pasa es que queremos dejar nuestros tiempos libres para descansar, perder tiempo en redes sociales, ver una película, salir a dar un paseo o jugar un videojuego. Nos justificamos, decimos que trabajamos mucho, que ya habrá tiempo para adelantar ese proyecto… y nos engañamos otra vez. O eso creemos, porque al final nuestra mente nunca está tranquila, cuando trabajamos en ese empleo que nos da de comer pensamos en el proyecto que queremos avanzar, pero cuando tenemos un rato libre y estamos viendo una película, nos sentimos culpables por eso.

Pero no te desanimes. Nos pasa a todos. Las personas que queremos dedicarnos a la escritura de manera medianamente seria, solemos menospreciar el alcance de la autoayuda. Y no es que vaya a defender ese tipo de libros (aunque ya estoy preparando una entrada para ventilar ese tema). Lo que trato de decir es que no necesitas comprar libros que no son literatura y que están llenos de fórmulas baratas para alcanzar la motivación que te lleve a culminar tus objetivos (Te estoy mirando “El secreto”, te estoy viendo “cuando quieres algo el universo conspira a tu favor”). Toda la autoayuda que necesitas está en ti. Si eres una persona introspectiva ya lo sabes. Te evalúas continuamente y, muchas veces, logras identificar lo que te está frenando,  a veces incluso logras esbozar una alternativa de solución en tu cabeza, pero nuevamente lo dejas para después. Así es. Muchas veces el verdadero problema es la procrastinación.

Hace un poco más de cuatro meses escribí la segunda entrada de este blog (también estoy en ese proceso de lograr la disciplina para hacerlo seguido, mientras los borradores de entradas quedan en mi mente para poder procrastinar de nuevo). El punto es que acabo de leer esa entrada y me doy cuenta de que he hecho ese ejercicio de identificar los elementos que servirían para alcanzar nuestras metas. En ese momento identifiqué esto:

Que para organizar nuestro proyecto de vida hay que enfocarse en tres elementos: Enfoque, disciplina y pasión.

No hay que darle muchas vueltas para darse cuenta de que mantener esos tres elementos en nuestro proyecto también servirán para culminarlo. El punto es que si falta uno solo de esos tres elementos, el resultado se verá afectado. Por ejemplo, lo que me está pasando ahora mismo, es que tengo enfoque y pasión, pero no disciplina. De modo que avanzo con mucha lentitud y suelo caer en la procrastinación: Me gusta lo que hago y estoy avanzando con un solo libro que espero publicar en marzo de 2022, pero mira que lo empecé en el 2018. Y sé lo que dicen de que hay libros que se tardan muchos años en escribir, que el arte no debe apresurarse, pero yo no estoy de acuerdo porque de eso se tratan los objetivos, las metas. Lo sé y por eso sigo trabajando en mi disciplina, para mi libro, para este blog y para el quehacer diario.

Puede pasar también que tengas enfoque y disciplina, pero te falte pasión. Curiosamente, cuando eso pasa también avanzarás muy lento aunque trabajes en tu proyecto todos los días: si no te apasiona lo que haces, si esa labor que realizas con disciplina cada día se vuelve monótona y aburrida para ti,  no avanzarás al mismo ritmo que si te gustara. Si llegaste a ese punto, es posible que que hayas iniciado ese proyecto por las razones incorrectas (el dinero no lo es todo; si haces lo que más te gusta en forma de negocio, el dinero viene solo pero debes ser paciente).

En el tercer escenario, puede que tengas disciplina y pasión, pero te falte enfocarte. Ya hablé de esto en la entrada anterior, y el punto es que si eres una persona muy juiciosa, pero que tiene muchas pasiones, así trabajes todos los días en todas esas cosas que te gustan, no lograrás culminar ninguna. Tienes que escoger.

Sin embargo, el punto de esta entrada no es concluir lo mismo que en la anterior. Es decir, ya sabemos que tenemos que ser disciplinados, que la pasión es importante para estar motivados y que tenemos que enfocarnos. La pregunta ahora es ¿Cómo hacer cuando perdemos uno de estos tres elementos? Es difícil saber la respuesta, en especial porque los motivos que nos llevan a perder el ritmo, la motivación o el enfoque son diferentes para cada uno, así que la única respuesta es acudir a más preguntas:

Si sientes que estás perdiendo enfoque, tienes que parar y preguntarte: ¿Qué es realmente lo que quiero hacer? De todo eso que me gusta ¿Qué es lo que más me apasiona? Cuando tengas la respuesta, simplemente escoges y aceptas que hay cosas a las que no te podrás dedicar.

Si te das cuenta de que has perdido disciplina, tienes que ser un poco más selectivo(a) con las preguntas que te haces: ¿Por qué crees que has perdido disciplina? Si la respuesta a esa pregunta es “por falta de motivación”, entonces el problema no es de disciplina sino de pasión por lo que haces. Si la respuesta es “porque quiero hacer otro proyecto en paralelo”, entonces el problema es de enfoque. Si la respuesta no es ninguna de las anteriores (es decir, si estás enfocado y  te sigue apasionando lo que haces), solo quedan dos respuestas lógicas, siendo una que se te esté yendo el tiempo en distractores (redes sociales, entretenimiento, videojuegos, etc.). En ese caso tienes que obligarte a restringir ciertas actividades que te quitan mucho tiempo. Pero si eres una persona enfocada, motivada y que no pierde tiempo en distractores, es posible que lo que te quite tiempo sea algo de fuerza mayor, que tengas que llevar dinero a tu casa, que estés atado a un trabajo donde sabes a qué hora entras pero no a qué hora sales, que estés estudiando algo que te exige mucho tiempo. En todos esos casos lo único que se puede hacer es encontrar la manera de administrar el tiempo, dejar lapsos muy cortos durante el día para avanzar en tu proyecto personal y no dejar que la frustración se apodere de ti por no poder avanzar al ritmo que te gustaría.

Por último, dejé el tema más complicado para el final: cuando pierdes la pasión por lo que haces. Es el más complicado porque las razones para que esto te llegue a pasar suelen ser personales. Puede ser que estés pasando por un momento difícil, que te sientas con un poco de depresión o que pierdas la inspiración para seguir. He dicho que es complicado, porque la solución para este tipo de temas se halla en la psicología, y no soy profesional en esa área. Pero si estás ofuscado, triste o pensativo, te diré lo que a mí me funciona: has un viaje. Si es posible, cambia de ambiente. Ve a otro lugar, con o sin compañía. Llévate una cámara, toma fotos de los lugares que ves (ojo, fotos inspiradoras, no las típicas que te haces para subir al Instagram). Interactúa con la gente (muy importante), habla con desconocidos en tu viaje, pide indicaciones (aunque no las necesites). Cuando estés de vuelta en tu casa, tendrás más inspiración y estarás lleno de historias.

Complemento todo este tema en esta entrada:
Tres claves para mantener tu motivación al máximo

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba
Estimado lector: Diariamente invierto tiempo y dedicación en los contenidos que publico. Por eso he puesto esta pantalla.